Jake en ‘El periódico de Catalunya’

Breve entrevista que ha sido publicada el día 22 en Dominical, de Cataluña.

Hollywood tiene nuevo príncipe: exprotagonista de películas de autor y exvaquero solitario con candidatura al Oscar (Brokeback Mountain). Jake Gyllenhaal echa músculo y sex-appeal en Prince of Persia: Las arenas del tiempo, basada en el célebre videojuego homónimo y producida por el rey Midas del cine de acción más palomitero, Jerry Bruckheimer. «Yo no pinto nada interpretando a un príncipe de Persia», asegura en la revista Dominical. «Pero rodar películas es esencialmente eso –justifica-: una oportunidad para hacer el tipo de locuras que ningún otro trabajo te permitiría hacer. He querido ser el héroe de una película de acción desde que tenía 8 años».

¿Es consciente de que muchos actores serios jamás aceptarían participar en una película como ésta? Se supone que los buenos papeles tienen mucha carga psicológica o emocional…

Quizá el problema es que a los actores a veces se nos toma demasiado en serio. Además, pasé dos meses aprendiendo a hacer piruetas, y cientos de horas aprendiendo coreografías de espadas. Los requisitos técnicos de este personaje son muchísimos y complejísimos. Puede que no vaya a ganar un Oscar con este papel, pero para mí ha sido igual de gratificante que cualquier otro. Ten en cuenta que a la mayoría de actores de Hollywood nos resulta extremadamente difícil caminar y mascar chicle al mismo tiempo.

Esta película le está proporcionando más fans que ninguna otra antes. Se está convirtiendo en un sex-symbol. ¿Está preparado para eso?

Está claro que ser el centro de tantas atenciones puede llegar a confundirte, hacer que te vuelvas loco y pierdas la perspectiva de quién eres, pero creo que he pasado conmigo mismo el tiempo necesario para saber perfectamente quién soy, y la verdad es que me gusto bastante. Intento que lo que pasa a mi alrededor no me afecte demasiado. O, si no, al menos trato de disfrutarlo.

Su relación con la actriz Reese Witherspoon fue ampliamente documentada por la prensa del corazón. ¿Cuánto tuvo que ver esa presión mediática con la ruptura?

Sería muy fácil decir que nuestra fama fue la culpable de que nuestra relación se estropeara. Sería como rehuir responsabilidades. La fama se ha convertido en una parte cotidiana de mi vida, y no creo que sea determinante en mis relaciones personales, gracias a Dios. Que la gente hablara de nosotros en revistas o en Internet no facilitó las cosas, es cierto, pero aunque no lo hubieran hecho también habría sido extremadamente complicado sacar adelante nuestra relación. Cualquier persona adulta sabe perfectamente lo difícil que es que las relaciones triunfen. Mis padres se divorciaron el año pasado, después de estar muchísimo tiempo casados. Es ley de vida.

Quizá a causa de quiénes son sus padres [el director Stephen Gyllenhaal y la guionista Naomi Foner] y su hermana [Maggie Gyllenhaal], y de haber crecido rodeado de gente como Paul Newman o su madrina Jamie Lee Curtis, en su caso la frontera entre lo público y lo privado siempre ha estado un poco diluida, ¿no es así? La familia es un tema de conversación habitual en sus entrevistas.

Por cierto, en internet se dice que Paul Newman era mi padrino, aparece hasta en IMDb, que es como la biblia de la información de cine, pero es falso. También suele decirse que me enseñó a conducir. Tampoco es cierto. A mí el rumor no me molesta, pero tal vez a mi padre sí, porque fue él quien tuvo que corregir mi torpeza al volante. Fue toda una hazaña, así que es justo que se le reconozca.

Como le decía, se nota que está habituado a hablar de asuntos de familia.

Sí, y no es que me guste especialmente, pero tampoco me importa. A menudo me encuentro con personas que han leído o escuchado algo que yo dije acerca del divorcio de mis padres o de mi relación con mi hermana, y me confiesan que mis palabras les han ayudado o les han permitido ver las cosas desde otra perspectiva, y eso es muy gratificante. Me encanta ser sincero. El problema es que, a veces, a los periodistas no les interesa la verdad, sólo quieren un titular, así que manipulan mis palabras. Eso hace que me arrepienta de ser sincero o no lo sea tanto.

¿Cuál fue el papel que le hizo cambiar?

Yo creo que mi trabajo en Jarhead, a las órdenes de Sam Mendes, me enseñó a enfrentarme a ciertos aspectos de mí mismo. Los personajes que había interpretado hasta entonces, Donnie Darko o el Holden de The good girl, no sólo eran atormentados y vulnerables, es que, además, les encantaba serlo. Yo también era así. Pero aprendí a ser consciente de mi cuerpo y de mi mente, y a ser menos autoindulgente. Ser actor es como una terapia, y a mí, gracias a Mendes, la terapia me está funcionando bien.

  1. No trackbacks yet.

Deja un comentario